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Friday, March 24, 2006

ARTE PRECOLOMBINO

Las grandes civilizaciones de América antes de la llegada de Cristóbal Colón surgen en Mesoamérica, y muy en particular en el sur de México y en la franja costera de los Andes septentrionales. Su cronología abarca aproximadamente desde 2500 a.C. a 1500 d.C., en que la civilización indígena fue destruida por la invasión europea.

Es indiscutible que la civilización mesoamericana evolucionó al margen de Europa, y también, probablemente, del mundo oriental. Este aislamiento arranca de las postrimerías del Paleolítico superior, en el momento en que los futuros indios americanos, oriundos de Asia, atravesaron el paso entre Siberia y Alaska.

En este lapso de 3000 años, surgen y desaparecen diversas civilizaciones muy complejas, algunas de ellas creadoras de una arquitectura monumental y avanzada, y también de notables muestras de cerámica, talla de piedra y madera, y pintura.

Las culturas de Mesoamérica se dividen en tres períodos cuya cronología aproximada es la que sigue: Período Preclásico, desde 2500 a.C. hasta el año 200 d.C.; Periodo Clásico, del 200 d.C. al 800/900 d.C.; y Período Posclásico, del 800/900 hasta la conquista española.

El preclásico produjo principalmente cerámica no ornamentada, pero también las creaciones de la cultura olmeca, muy evolucionada, que floreció poco más o menos entre 1200 a.C. y 600 d.C.. Muy famosas son sus figurillas de jade y sus ciclópeas cabezas de piedra, sobrecogedoras por su enigmático simbolismo, que miden a veces más de 2 metros de altura. Están ejecutadas con un acusado sentido naturalista: los labios abultados y la expresión ceñuda les confieren una tensión inquietante. Parece que los olmecas iniciaron la tradición mesoamericana de construir colosales centros ceremoniales de piedra y de llevar una notación cronológica.

Durante el período clásico se consolidan las comunidades agrarias de carácter teocrático asentadas en metrópolis sagradas, distintas según la zona, pero con una serie de rasgos comunes: escritura jeroglífica, amplio conocimiento de la astronomía y macizos templos de base piramidal, así como un enigmático juego de pelota de significado ritual y una iconografía equiparable de divinidades, algunas de ellas despiadadas y crueles.

Una de las culturas más destacadas es la de Teotihuacan, ciudad sagrada de unos 85.000 habitantes, en la altiplanicie mexicana. Más conocida es la difundida civilización maya, cuyas realizaciones artísticas se hayan muy relacionadas con la lluvia y la fecundidad del suelo. En el aspecto formal, predomina la ornamentación labrada en bajorrelieve; son pocas las figuras esculpidas en bulto redondo. Aún así, los mayas demuestran, tanto en la talla de la madera como de la piedra, un notable dominio del diseño libre, cursivo, a menudo de intrincada densidad. Los jeroglíficos (muchos de ellos ya descifrados) proliferan a través de la superficie, ocupando el espacio en torno a figuras muy estilizadas pero expresivas. Este tipo de labra se da sobre todo en los templos, jambas y dinteles de puerta, y también en las estelas conmemorativas que a veces alcanzan hasta 10,00 metros de altura. Una de las manifestaciones más interesantes y prolíficas del arte maya es la cerámica, bien en forma de vasos, a menudo pintados, o de figurillas. Se conservan algunos códices mayas y raras muestras de pinturas murales del período clásico tardío que acreditan un estilo y una iconografía muy avanzados; las figuras, de perfil, están delimitadas por un grueso trazo negro y el cuerpo aparece coloreado con tintas.

El período posclásico coincide con el surgimiento de las teocracias militares: mixtecos, toltecas y aztecas, estos últimos los más conocidos. Todos parecen tributarios, cada vez en mayor medida, de dioses que se nutren de los sacrificios humanos. En consecuencia, su arte escultórico es brutal y a menudo de lúcida e inquietante expresividad. Los toltecas esculpieron en piedra estatuas exentas de gran tamaño, como los atlantes de Tula, cuya expresión cruel, abstracción y gigantismo han causado hondo impacto en los escultores modernos. Los mixtecos ejecutaron pinturas al fresco y, muy en especial, ilustraron códices con figuras de coloración plana envueltas en un tupido entramado de motivos geométricos. También trabajaban con gran maestría las piedras finas, las plumas, la cerámica y el oro. El arte azteca se manifiesta en particular en sus monolíticas esculturas, de una expresividad terrorífica, tallas muchas veces con extraordinario primor en las piedras más duras. Una de las piezas más conocidas es la de una diosa parturienta cuyo semblante trasluce una angustia sin concesiones.

La cultura de Mesoamérica fue la primera en sucumbir ante los españoles, tras la conquista del imperio azteca por Hernán Cortés. El fin de la civilización incaica se consumó hacia 1580 con Francisco Pizarro, con lo cual dejó de influir la savia que nutría la cultura indígena.

TEOTIHUACAN

Hay evidencia arqueológica que Teotihuacan había sido un lugar multiétnico. con las dinastías Zapoteca, Mixteca, Maya y que parecía ser distritos Nahua, por ejemplo. los Totonacas siempre han mantenido que ellos fueron los únicos quienes construyeron esto, una historia que fue corroborada luego por los Aztecas. La ciudad fue también antiguamente referida como Tollan, un nombre también usado siglos después por la capital Tolteca de Tula. Se considera a Teotihuacan como la sede de civilización Clásica en la Cuenca de México. Su primer asentamiento data aproximadamente del año 600 a.C. Fue un asentamiento estratégico que tenía acceso al rico sistema lacustre del valle de México, a manantiales cercanos y numerosos, al valle de Puebla y a la costa de Veracruz. A su alrededor abundaba la obsidiana y la arcilla para la obtención de materia prima para sus utensilios.

Todos los grupos de pueblos diversos que fueron ocupando las tierras mexicanas venían de las regiones del norte del continente americano. Algunos de esos pueblos se habían quedado allí en aquellas regiones y continuaron con su vida de nómadas y trashumantes. Pero los que llegaron a las tierras de más al sur, las tierras de México, se hicieron sedentarios y fueron evolucionando hacia un sistema cultural que culminó en la civilización de Teotihuacan. Aquellas gentes levantaban en medio de la llanura, unos montículos de tierra pero sin muros que la retuvieran. Se cree que aquellos montículos fueron después rodeados por civilizaciones más avanzadas, hasta formar las pirámides. El padre Sahagún, franciscano, que había llegado a México hacia el año 1529, recogió de boca de los nobles aztecas muchas leyendas y mucha historia de sus antepasados. Cuenta que allí se enterraba a los principales señores, en túmulos de tierra. Esos nobles eran canonizados como dioses y no se morían sino que despertaban de un sueño y se convertían en espíritu o dios.

La expansión

Los historiadores han llegado a la conclusión de que los creadores de esta civilización fue un pueblo desconocido del que no se tiene noticia. Están seguros de que no fueron ni los olmecas ni los toltecas. Se sabe por las excavaciones que lo más antiguo de Teotihuacan es anterior a la cultura tolteca. Aquella civilización organizaba su religión por cofradías. En los primeros siglos de nuestra era, Teotihuacan pasó a ser un estado imperialista que fue ensanchando sus fronteras en gran medida. Durante su edad dorada influyó sobre muchos pueblos vecinos e inspiró otras culturas además de legar conocimientos científicos y culturales a las sociedades posteriores. Por esta razón es muy frecuente encontrar por todo el territorio mexicano rastros y evidencia de esta cultura.

La expansión del imperio de Teotihuacan no se logró por las armas, como cualquier otra conquista sino por el sabio manejo del comercio y la religión. Cuando la ciudad se hizo grande y poderosa, las casas pasaron a ser edificios de mampostería en lugar de simples chozas. La clase gobernante, la aristocracia, vivía en un barrio rodeado por una muralla, construido en las cercanías de lo que se llama la Calle de los Muertos (o calzada o vía). Sus palacios estaban ricamente adornados por pinturas murales donde se representaban las figuras de determinados animales, los dioses y otros personajes relacionados con la religión. El resto de la población vivía en construcciones que consistían en apartamentos de una sola planta en los que llegaban a juntarse entre 60 y 100 individuos. Se llegaron a construir más de 2000 viviendas de este tipo. En el centro tenían un patio y uno o dos templos.

Decadencia

Hacia el año 650 comenzó paulatinamente su decadencia. La población se fue reduciendo por factores de orden social y climático. En el siglo VIII alcanza ya el ocaso, aunque el valle no fue abandonado nunca. No se conoce muy bien cual fue la causa de la decadencia y de su total destrucción. Los historiadores dicen que tal vez hubo una invasión, o que el suelo llegó a agotarse y se terminaron los recursos agrícolas, o simplemente una mala administración. El caso es que cuanto Teotihuacan declinó, otros centros que dependían cultural y comercialmente de ella llegaron también rápidamente al ocaso, como le ocurrió a Monte Albán, incluso a la civilización maya.

Además de enormes figuras de piedra y más caras impresionantes, han sido encontradas en esta ciudad miles de pequeñas cabezas de terracota, algunas de las cuales son las que aparecen a continuación. Datan del año 200 al 700 d.C.



































































































































El resto de las figuras, la cabeza de coyote, el silbato y las fusayolas, provienen de la región Central de Veracuz, y datan del año 300 al 900 d.C.
























































































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